I El colectivo quedó semivacío cuando bajaron los pibes. Se apuran por dejar sus mochilas para salir, tras la merienda, a la calle que se llena de chicos y chicas de todas las edades. Es que el barrio no tiene plaza ni club, viéndose los niños obligados a improvisar en las veredas sus juegos y a utilizar la calle como cancha de fútbol. Esa tarde invernal estaba particularmente fría y los pibes estaban tristes porque el tucumano les había confiscado su tercera pelota (pelota que traspasaba la reja, pelota que no era devuelta). Algunos volvieron a sus casas, Julián, su primo Leo y Matías no se resignaban a dejar de jugar un “veinticinco”. Se sentaron en el cordón de la vereda a masticar su rabia, ninguno hablaba, los tres, con la cabeza gacha y los codos sobre las rodillas permanecieron así un buen tiempo. De pronto, el inconfundible rebote de una pelota hizo vibrar sus corazones. — ¿De dónde la sacaste?— preguntó Julián emocionado. —Me la regaló mi tío— contes...
Solidez de tierra y fuego en manos laboriosas del artista que trabaja. Avivará las llamas, cocerá paciente su obra dedicada. El tiempo justo, sagrado espacio para forjarla. Bajarán los vientos desde las cumbres nevadas para encontrar en un resquicio los mágicos sonidos de los hijos de la Pacha. Fluye agua cantarina, la música de la vida en sonora danza. 5ta. Mención en el 2do Concurso Shincal, homenaje a los pueblos originarios (2020) Para conocer sobre el caracter sagrado de las vasijas silbadoras: Para conocer un poco más: https://www.nuestra16.info/instrumentos-musicales-abor%C3%ADgenes-vasijas-silbadoras/
Dios pagano Se deja alabar, disfruta de la s loas y ofrendas que los pueblos le dedican, temerosos de su poder y anhelantes de su gracia. Ha dejado llegar a los hombres a lugares remotos, solo por curiosidad, para saber qué eran capaces de alcanzar. Algunas veces se ha molestado, desatando tormentas épicas y se los ha tragado con sus tesoros, borrando toda huella de su presencia. Mar hombre, poderoso, impredecible. Ruge y se agita incansable. Socava y golpea, sacude y devora. Enérgico, persigue en una danza eterna a la luna, intenta alcanzarla. La diosa esquiva se asoma, se oculta entre velos, a veces se muestra plena. Como un Zeus vigoroso, mientras baila con la inalcanzable, seduce a las playas con caricias de espuma. Bajo la superficie, la mar. Mar mujer, mar madre. Prolífica, generosa, fuente de vida para incontables criaturas de las más diversas formas, de increíbles colores. Seres que llevan su candil donde el sol no puede llegar. Madre del ser vivo más grande ...
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