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El hijo de la Patria tuvo un sueño

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  El hijo de la Patria tuvo un sueño Y el Corazón de Jesús estaba allí iluminándolo, latiendo por la amada Patria, marcando las buenas huellas en su derrotero hacia la Libertad. Y el Corazón de Jesús estaba allí fiel a los principios de humano sentimiento. ¿Qué otra bandera podría enarbolar nuestro pueblo que no fuese el diáfano símbolo que el hijo de la Patria soñó al elevar una plegaria a los cielos? Corazón desobediente, trazó el camino: hombres, mujeres, bestias senda desolada dejarían. La Pachamama resopló cantos de esperanza desde lo alto de los cerros y el General, valiente e impetuoso, redoblo el esfuerzo, redobló los sueños. ¡Si hasta los acompañaron los colores de los cerros! pinceladas del paisaje americano en los ponchos de los heroicos hombres que pelearon con denuedo. Criollos, pardos, morenos lucharon aunados… Entonces, la Pachamama premió la valentía y se abatió como plaga egipcia sobre las hueste
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  Dios pagano Se deja alabar, disfruta de la s loas y ofrendas que los pueblos le dedican, temerosos de su poder y anhelantes de su gracia. Ha dejado llegar a los hombres a lugares remotos, solo por curiosidad, para saber qué eran capaces de alcanzar. Algunas veces se ha molestado, desatando tormentas épicas y se los ha tragado con sus tesoros, borrando toda huella de su presencia. Mar hombre, poderoso, impredecible. Ruge y se agita incansable. Socava y golpea, sacude y devora. Enérgico, persigue en una danza eterna a la luna, intenta alcanzarla. La diosa esquiva se asoma, se oculta entre velos, a veces se muestra plena. Como un Zeus vigoroso, mientras baila con la inalcanzable, seduce a las playas con caricias de espuma. Bajo la superficie, la mar. Mar mujer, mar madre. Prolífica, generosa, fuente de vida para incontables criaturas de las más diversas formas, de increíbles colores. Seres que llevan su candil donde el sol no puede llegar. Madre del ser vivo más grande de l
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  La muerte de un inocente Blancura espectral, rostro lívido. Ataúd y puntillas, fría morada. Impreciso descanso de quien fenece con violencia. Profanado en vida, profanado en muerte. ¿Descansa en paz quien sufrió el infierno? Promesa de cielo a sus dolientes, hondura de averno… Una y mil veces muere, una y mil veces mueren. ¿Cómo es el silencio de la muerte? ¿Se ajusta en la mortaja de la víctima inocente? Alma en fuga escapa entre los sufrientes brisa gélida roza sollozantes mejillas. Sin consuelo el breve espacio temporal no alcanzó para ser, no alcanzó para crecer. Se desvaneció la vida como gota de agua evaporada por la brasa ardiente.
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  Ternura Tu mirada desbordada de destellos de universo. Me embellece, me eleva me exalta en los matices boreales del encuentro. Atravieso constelaciones en la dimensión de lo eterno y retorno a tus brazos: en la medida de tu ternura está el alcance de mi vuelo. Segunda mención especial en el  73° Concurso Internacional "Elegidos 2020"

Vasija silbadora

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Solidez de tierra y fuego en manos laboriosas del artista que trabaja. Avivará las llamas, cocerá paciente su obra dedicada. El tiempo justo, sagrado espacio para forjarla. Bajarán los vientos desde las cumbres nevadas para encontrar en un resquicio los mágicos sonidos de los hijos de la Pacha. Fluye agua cantarina, la música de la vida en sonora danza. 5ta. Mención en el 2do Concurso Shincal,  homenaje a los pueblos originarios (2020) Para conocer sobre el caracter sagrado de las vasijas silbadoras:   Para conocer un poco más:  https://www.nuestra16.info/instrumentos-musicales-abor%C3%ADgenes-vasijas-silbadoras/

Las mil soledades de Carlitos

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fotografía de la autora La radio local anunciaba:  El informe de autopsia confirma la sospecha de violación. La muerte de Carlitos fue causada por el sufrimiento infligido. Ante las declaraciones de los vecinos sobre malos tratos por parte del tío, Ramón Zapata se encuentra detenido y será interrogado . — ¿Desde cuándo estaba el pibe con vos? —Desde hace un año. Me lo mandó mi hermana. — ¿Por qué le pegabas? —Era un vago, siempre estaba cansado. Muy flojo el pibe, había que hacerlo hombre. —Pero vos te emborrachabas. —Yo laburaba igual. El chango paraba por cualquier cosa: la espalda, el pie del accidente…. — ¿Qué le pasó en el pie? —Un accidente con una máquina en la zafra, el patrón no quiso tener problemas y le dijo a mi hermana que no los quería más allí. — ¿Así fue que te mandó al pibe? — ¡Si carajo, y mire en la que me metió! — ¿Cuándo fue la última vez que lo viste con vida? —Tres días antes de que desapareciera. — ¿Por qué no lo bu