Elegía a René Favaloro


Campechano, profundo y honesto
no se doblegó a la desidia impía.
Cruel ironía
manos  amorosas
en propio verdugo convertidas.
Cruel paradoja
sangre circulando, sangre vertida.


Sus manos magistrales
regalaron vida,
rojo pasión fluyendo en corriente.
Manos firmes, fieles a principios,
rojo infernal manó en torrente.
Las flores en su tumba de tristeza marchitan.
Muerte impensada.
Inmortal legado.
“Doctor”
título de un hombre abnegado.

Laten corazones bendecidos por sus manos…
El absurdo apenó el suyo.
El polvo de Jacinto Araus en tormenta se levanta,
un pueblo entero es diluvio de lágrimas.
Su alma sigue viajando…

Seleccionada para la Revista digital Pura Poesía

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